Volcado en la profundidad de un mar sin límites
pretendí observar el sol desde las alturas
imaginarias de mis huellas.
Abierto al falso universo de mis pasos
se me olvidó recordar la decadencia
de mis emociones.
Veo traspasar los años, las gentes, y por fin
aparecen algunas historias inéditas de mi memoria.
Surge ya la nube cargada de fuego que apunta
hacia la mar queriendo hundir mi único velero.
Entonces me levanto con el afán de perdonar
y querer el perdón, cuando en realidad la aurora
está apagada hace ya tiempo.
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